ALEGRÍA, lato sensu (II)

Partiendo de la publicación de la semana pasada en la que veíamos el interior de una iglesia y apoyándonos en la idea de que la alegría no es una emoción constante, sino que también hay que trabajarla, comienzo a explicar qué tiene que ver dicha iglesia con la felicidad.

La imagen corresponde con el interior de la capilla del Rosario en Saint-Paul de Vence, Francia. Pero ¿qué tiene que ver con la alegría? Pues bien, toda la decoración de la capilla está realizada por Henri Matisse en la década de los 50 y diréis: “pues para ser obra de Matisse, no tiene demasiado uso del color" y es cierto, pero debemos conocer el contexto para poder juzgar si realmente esa capilla tiene que ver o no con la alegría.

Esta decoración fue realizada por el artista durante los últimos años de su vida y en ella pretendía reflejar una interpretación de la religión según su propio punto de vista, debido a que nunca fue muy cristiano, aunque sí que se consideraba espiritual. Absolutamente todo en el interior está diseñado por Matisse, desde el altar, los candelabros y los bancos, hasta las vestimentas de los párrocos, las puertas y las vidrieras. Hablando de las vidrieras... ¿Por qué son los únicos elementos coloridos de la habitación? Aunque las vidrieras no están realizadas por él, sí que tienen sus diseños y están inspiradas en el siguiente pasaje de la Biblia:

En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.

Apocalipsis, 22:2

Y es que para Matisse la vida es muy importante porque cuando realizó todos estos diseños los realizó postrado en la cama, sufriendo grandes dolores causados por una grave enfermedad (cáncer de colon), pero, aun así, desde una cama con un palo largo con un pincel atado en la punta, consigue realizar los murales que se ven en blanco y negro y es por eso por lo que no tienen color.

Si no es mediante la alegría, ¿cómo si no consiguió Matisse realizar toda esta gran obra? Realmente no lo tuvo nada fácil, ya que no sólo pasaba por una dolorosa enfermedad que prácticamente lo tenía casi inhabilitado para hacer lo que más le gustaba, sino que su dolor también era emocional, debido a que años antes, durante la Segunda Guerra Mundial y tras la derrota de las tropas francesas ante los alemanes, pretendió emigrar hacia Brasil, pero finalmente decidió viajar a Niza, con tan mala suerte que un tiempo después su mujer fue capturada y su hija deportada.

Gracias a Matisse y su forma de afrontar los contratiempos, tenemos el ejemplo perfecto de que, si nos paramos a analizar y cambiar el punto de vista y conseguir otra perspectiva mediante nuestro esfuerzo, podemos llegar a conseguir esta primera emoción de la que hablamos en Lato Sensu, la Alegría.

 

Antonio Fernández

Historiador de Arte

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