Hoy, de forma inesperada, he recibido un paquete de parte de una gran amiga, que se encuentra a muchos kilómetros de distancia. En ese paquete, además de bellas palabras y muchas chocolatinas, venía una gran carga de energía, fuerza y cariño. Ese paquete me ha hecho reír y llorar, y como no es de extrañar para mi ‘cabecita inquieta’, me ha hecho reflexionar… ¡Qué importante es la amistad! De veras, ¡qué importante! Y con amistad hoy me quiero referir a la amistad ‘de la buena’, de la de Sancho Panza y Don Quijote, de la que hablaba Aristóteles cuando decía que “la amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas.”
Dada mi profesión, soy consciente del papel que juega la amistad en la vida de las personas. El apoyo social y el contacto con los amigos son aspectos indispensables en la salud mental, algo que muchos estudios se encargan de constatar: reduce el estrés, fomenta la autoestima, mejora nuestra capacidad de aprendizaje… Pero eso es teoría, y ella no se deja ‘sentir’.
El problema es que, a pesar de que vivimos diariamente dichos efectos en primera persona, solemos estar muy ciegos; no logramos valorar el impacto tan tremendamente positivo que los demás tienen en nosotros. Es por ello que me permito daros un consejo. Si hay alguien en vuestra vida que os haga vibrar y sentir bien, enérgicos, positivos, únicos… no dejéis que se escape. Llamadlo/a; coged el teléfono y llamadlo/a. Quedad y reíos juntos. Sé consciente de que ese tipo de personas son las que te construyen, día a día, en algo muchísimo mejor.
Gracias querida amiga por inspirarme tanto.
Elena López.



