Como podemos apreciar, el cuadro está cargado de tonalidades oscuras, como se manifiesta en ese fondo en el que se representa la noche. Esta oscuridad inunda la habitación en la que se encuentran los personajes mediante las nubes que se adentran en la misma, aportando a la escena gran misterio. La misma incertidumbre es la causante de la aparición de una categoría estética que causa en nosotros el miedo, lo siniestro, algo que va ligado a lo inusual y a la inexactitud para lograr interpretar la obra con la claridad necesaria.
Además de las tonalidades, podemos apreciar a los diferentes personajes que también nos producen una cierta inquietud y nos hacen pensar sobre sus actitudes. ¿Dónde se encuentran los personajes? ¿Por qué los niños miran al Minotauro? ¿Qué personaje es el que está en el centro de la imagen o qué representa? ¿Por qué miran los perros a esa especie de bailarina del fondo del cuadro? ¿Qué son esas esferas de cristal? ¿Esta composición estará influida por su trastorno?
Como veis, existen multitud de preguntas sin una respuesta clara, lo que puede provocar en nosotros esa inseguridad de la que hablábamos anteriormente, desencadenando a su vez nuestro sentimiento protagonista en este mes de octubre: el miedo.
Antonio Fernández.
Historiador de arte.
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