TRISTEZA, lato sensu

Este mes de noviembre está dedicado a una emoción tan odiada como necesaria, la tristeza.  Puesto que lo que siempre ansía el ser humano es la alegría y la prosperidad, es inevitable que la tristeza se vete. Sin embargo, se suele decir que, en la vida, la mayoría de nuestros acontecimientos serán tristes, por eso es muy importante saber lidiar con esta emoción.

En el mundo de la historia del arte pasa lo mismo. La tristeza es una de las emociones que más se han representado desde la Antigüedad hasta nuestros días. ¿Es posible que haya sido para canalizar las emociones vividas por el artista de alguna forma? Me atrevería a decir que en la mayoría de los casos sí.

Hoy nos centraremos en el artista malagueño Pablo Picasso, concretamente en su etapa azul, denominada así por el predominio de este color. Este periodo da comienzo con la muerte de su amigo Carlos Casagemas, provocando en Picasso un gran sentimiento de dolor.

Cuando conocí esta historia, particularmente la enfoqué como si de una telenovela se tratase. Con ello no quiero restarle importancia a la historia de estos dos personajes, solo hacer ver que la tristeza es parte de nuestra vida y que todo depende de cómo se enfoque.

Se conocieron en Barcelona, en Els Quatre Gats (conocido bar barcelonés frecuentado por personajes relevantes de la época) y, con el tiempo, viajaron juntos a París, en busca de poder llegar a ser unos artistas de renombre, pero no sin antes pegarse la vida padre. Durante la estancia en París, Casagemas quedó enamorado de una bailarina del Moulin Rouge a la cual escribía poemas y realizaba pinturas, llegando a obsesionarse con ella. Se sospecha que, a causa de esta chica, ambos artistas tuvieran un encontronazo que acabase con su amistad. Esto sumado a que la chica rechazase al artista catalán, provocó en éste una profunda depresión que aliviaba con alcohol y morfina.

La situación llegó a tal punto de depresión y locura, que llevó a Casagemas a presentarse en un restaurante de París donde se encontraba la joven, con un arma. La intención del artista era la de asesinar a su amante en mitad del restaurante para, después, quitarse la vida allí mismo. Casualmente falló en su acción y acabó suicidándose de un tiro en la sien en mitad del local.

La noticia llegó hasta Picasso, que por entonces se encontraba en España, provocando en él una profunda depresión que marcará el inicio de una de sus primeras etapas como artista de renombre: la Etapa Azul. Esta etapa da comienzo con el cuadro El entierro de Casagemas (1901) inspirado en el cuadro El entierro del conde de Orgaz (1586-88) de El Greco.

Tras esta pintura, llegan una sucesión de cuadros dedicados a su amigo Casagemas, siendo quizás La vida (1903) uno de los más importantes y misteriosos, ya que a través de rayos X se sabe que debajo de esta pintura existía en un principio otra escena.

Como conclusión debemos decir que Picasso quedó muy afectado con este oscuro episodio, llegando a reflejar en sus obras esa profunda tristeza que sentía por la pérdida de su amigo mediante colores fríos, predominando claramente el color azul.

¡Ah!, por cierto, se me olvidaba contar cómo acabó la cosa… (Atento porque aquí llega el plot twist que convierte a esta historia en una auténtica telenovela) PICASSO ACABÓ SALIENDO CON ESA CHICA POR LA QUE SU AMIGO PERDIÓ LOS PAPELES Y LA VIDA.

 

Antonio Fernández

Historiador de arte.

 

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1 comentario en “”

  1. Guao, no conocía esta historia. Creo que Pablo Picasso además de Frida es uno de los artistas que más curiosidades tiene en su historia, además de que muchas de sus obras, interpreta parte de su vida, lo que lo hace más interesante

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